Cansada. Demasiado cansada de una relación que no iba a ninguna parte. Lo intenté. Dios sabe que lo hice. Día tras día intentaba sonreir y ver las cosas con positividad. "Es una mala racha", pensaba. Pero esa racha nunca acababa.
Había llegado ese momento donde empiezas a pensar que tal vez mereces algo más, alguien mejor, alguien que, al menos, se parezca un poco más a ti, y que, por lo tanto, él merezca alguien que le corresponda. No era justo seguir vivendo una mentira.
Fue duro. Pero me sentí libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario